Seguridad urbana: jungla de hierro y cemento

Editorial de 7hormigas.com

El complejo universo de la seguridad urbana y su gestión de riesgos es cuantificable y variable de acuerdo al análisis y aplicación de diversos factores que inciden de manera directa e indirecta con los resultados buscados.

Es muy común preguntarnos cuantos habitantes tiene una determinada ciudad, sin tener presentes como primera medida, situaciones estratégicas y factores geopolíticos.

Para geo referenciar una urbe es imprescindible su ubicación, su tamaño y su distribución extensiva. Sus dimensiones relacionadas con el dibujo geométrico nos darán el primer mapa de situación, al cual indudablemente debemos subdividirlo por cuadrículas proporcionalmente estipuladas.

Enumerando los factores a tener en cuenta los recursos humanos y posibilidades económicas traslucidas en movilidad, equipamiento específico y logística quedan en segundo plano cuando analizamos cuestiones estrictamente políticas. Sumando la realidad socio / cultural, la cocktelera empieza a agitarse y las variaciones comienzan a brindar distintos análisis y posibilidades.

La desigualdad social reinante en Latinoamérica y sobre todo en su zona central, se ve reflejada en los grandes asentamientos irregulares que impiden el desarrollo humano en todos sus sentidos. El relieve territorial también influye, diferenciando una ciudad en llanura con una en altura o montaña. Río de Janeiro no es igual a Buenos Aires, y Lima no es igual a Santiago de Chile, Bogotá o Medellín. Cada una tiene sus particularidades.

Cambiando de continente, otro factor determinante podría ser el relacionado a las cuestiones estrictamente religiosas. Las estrategias y en consecuencias sus tácticas aplicativas, varían de acuerdo a los tiempos, las influencias y las culturas. Bagdag no es igual que Venecia, y Lisboa no es igual a Nueva York, Asunción, Beijing o Montevideo.

Un conglomerado urbano que no está impregnado por problemas religiosos y raciales, reduce su índice de riesgo en un 40 % aproximadamente. Las pandillas callejeras, las tribus urbanas que se manifiestan a través de la violencia y las ya ultra conocidas Maras u hormigas marabundas que operan como mano de obra económica complican aún más la situación, dependiendo también esta variable de la existencia de narco guerrillas y terroristas extremistas.

Si bien es la delincuencia convencional la que afecta de manera directa a la ciudadanía común, hoy existen nuevas bandas delictivas perfectamente organizadas que golpean al narcotráfico para tomar su dinero y mercancía, enredando más la situación y convirtiendo el transitar del vecindario en una “bomba de tiempo”, por sus consecuencias y su incidencia en los números y estadísticas a resolver.

Mitigación y prevención de riesgos

Muchas personas y especialmente en edades jóvenes padecen dificultades para acceder y permanecer en la educación formal, también la carencia de oportunidades laborales, escasos ingresos, contención institucional insuficiente y un gran incremento del consumo de estupefacientes son factores que aportan a las mentes a la hora de volcarse o inclinarse por una conducta delictiva.

En el sentido amplio de la seguridad, la inclusión social y educativa es esencial, ya que no se trata solo de la defensa de la vida y la protección de bienes y propiedad privada, también implica el abordaje de problemáticas sociales como educación, empleo, salud y vivienda.

Si bien las economías delictivas se forman por muchos marginales sociales, la toma de decisiones del crimen organizado, parten de personas que no sufren estos males, si no todo lo contrario. El todo no puede ser comprendido sin tener en cuenta sus partes constitutivas.

En consecuencia, el factor demográfico, el grado de urbanización, el factor socio / económico, el socio / cultural y demás cuestiones dejan de ser barreras como incentivos / desincentivos de la actividad delictiva criminal organizada. Aquí solo cuenta la ambición para el rédito económico y la manera de sortear los sistemas policiales, judiciales y penitenciarios.

El propósito de la mitigación del riesgo es la reducción de la vulnerabilidad, por ende estos tres sistemas no pueden padecer insuficiencia de recursos, retraso tecnológico, ni celeridad en sus actuaciones. Para ello, también es necesario anexar un monitoreo, control y sanción del delito sumado a una verdadera asistencia a las víctimas. “La justicia no consiste en dar a todos por igual sino a cada uno lo que se merece”

Un P.O.U. (Plan de Ordenamiento Urbano) puede ser una alternativa a la hora de comenzar a transitar estos temas escabrosos relacionados a la criminalidad y el hampa. Sistemas de ordenamiento vehicular, espacios públicos, cuidado y protección ambiental, sistemas sanitarios, emergencias civiles, guardias urbanas, empresas privadas de seguridad, video monitoreo urbano, bomberos, tránsito, limpieza, recolección de residuos, poda, iluminación y estética urbana solo por nombrar algunos universos que interactúan y aportan al total de un sistema público y estratégico.

Fenómeno de transformación

Muchas son las ciudades que han experimentado un cambio positivo y partieron no solo de la estética urbana, sino también de la aplicación de metodologías y planes de acción tendientes al reordenamiento demográfico y la redistribución de recursos económicos, logísticos y tecnológicos.

El DF en México ha demostrado una mejora continua en su sistema de transporte público pero no ha solucionado aún su problemática ambiental. Santiago de Chile sufre también el smoke pero ha intentado superarse en lo referente a ordenamiento vehicular. En definitiva siempre nos faltará algo, pero lo importante es comenzar sectorizando los distintos problemas y ocupándose de ellos.

Los U.I.D., distritos de mejoramiento urbano por su sigla en inglés (Urban Improvement Districts) dieron sus primeros pasos en la década del ‘70 en los Estados Unidos, luego en los ’90, países como Alemania, Nueva Zelanda, Serbia, Sudáfrica o el Reino Unido vieron este furor en sus ciudades anexando los B.I.D. (Business Improvement Districts), metodología aplicada en Time Square mucho antes de la famosa “tolerancia cero” de Rudolph Giuliani.

La experiencia consiste en una asociación entre entidades públicas y privadas para pactar mejoras en una determinada zona comercial o vecinal. También fueron llamadas zonas de revitalización económica, áreas de servicios especiales o de mejora de negocios, pero en todos los casos el principal objetivo era mejorar la calidad de vida de los ciudadanos partiendo de la seguridad misma. Fundamentalmente limpieza e iluminación condicionan a un mejoramiento, pero también inversiones de capital para mejora de negocios y marketing específico de la zona, tanto para público local como para la industria turística

Más adelante podremos desmenuzar conceptos y también tratar fenómenos como las concentraciones de seguridad en grandes ciudades, los operativos intermitentes, la articulación público privada en seguridad y la incentivación a la producción como usina de ingreso fundamental para el desarrollo social, económico y cultural, con el objetivo concreto del mejoramiento del nivel y calidad de vida de los ciudadanos.

Hablar solo de algunas cuestiones puede sonar simplista e irreal, y es una verdadera imprudencia desde la óptica técnico / profesional. Insisto que no se trata de una matriz de seguridad / satisfacción, es mucho más complejo, se trata de decisiones inteligentes seguidas de acciones concretas y contundentes. Es como pretender acabar con los ladrones declarando nuestra más honesta intención de no resistirnos a un asalto.

Es complicado, aterrador y estimulante a la vez, se requiere una profesionalización extrema. Tengamos presente que la inversión en seguridad en condiciones normales se relaciona íntimamente con la capacidad intelectual y la calidad de vida alrededor de la cual a uno le gustaría vivir (entiéndase de manera colectiva para las ciudades)

La gestión de riesgos en seguridad urbana también es responsabilidad de los ciudadanos que tienen la obligación de cuidarla y respetarla, porque allí nacieron, allí viven y allí vivirán sus hijos.

“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”. Aporte al mejoramiento de su ciudad para mayor seguridad y un mejor nivel de vida. Bienvenidos a la jungla de hierro y cemento.

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