Chavismo, la hipocresía del siglo XXI

Por Antonella Marty para 7hormigas.com

Directora del Center for Latin America en @AtlasNetwork. Directora del CEA en @FundLibertadRos. Senior Fellow de @FundacionFIL


¿Sabe usted cuál es la capital de Venezuela? No, no es Caracas. Si creía que la respuesta era Caracas, está usted muy equivocado: la capital de Venezuela es La Habana. Desde allí la cúpula castrista se ha dedicado ha multiplicar a estos hipócritas a lo largo del mundo. Desde La Habana los hermanos Castro han intervenido en decenas de países latinoamericanos y del mundo, fomentando guerrillas y violencia civil, y han manipulado a Venezuela, principalmente, a su gusto.

Venezuela es una dictadura, de eso no hay dudas, a pesar de que todavía existan algunos románticos de la idea del “chavismo” y el “socialismo del siglo XXI”, dos grandes ejemplos de lo que es un gran fracaso.

Aquellos románticos, por supuesto, generalmente viven fuera de Venezuela y no tienen que tolerar los abusos del régimen, la persecución política, el hambre, la escasez de medicinas, la estrepitosa inflación y la inevitable inseguridad. Aquellos románticos del chavismo defienden la dictadura de Nicolás Maduro muy cómodos desde sus casas en el exterior, con todas las comodidades, con toneladas de comida, twiteando a favor de la revolución desde sus iPhones o sus tablets de última generación.

¡Qué fácil es ser chavista de esa forma! Una simple pregunta para ellos: ¿Por qué no se van a vivir a Venezuela o a Cuba? Veamos si desde allí todavía siguen defendiendo la robo-lución y el retrogrado modelo socialista que ha fallado en cada ocasión y en cada nación donde se haya probado.

Otros románticos del chavismo aún viven en Venezuela, aunque estos son pocos: más del 90 % de la población venezolana desaprueba a Nicolás Maduro. Estos románticos del chavismo que residen en Venezuela son los que, por supuesto, viven del gobierno totalitario, tienen negocios con él y sacan provecho de los atropellos de este.

Pero en general resulta bastante cómodo ser socialista, comunista, chavista o guevarista hoy en día. Estos jóvenes critican al “imperio yankee”, pero son los primeros en sacar pasaje a Miami o New York para ir a renovar sus armarios.

Estos jóvenes odian con fervor a los Estados Unidos de América, sin embargo, son los primeros que, cuando viajas tú o algún familiar a los Estados Unidos, te piden que les compres el último modelo de iPhone y te dan, por supuesto, los dólares para que se los traigas. Nada de pesos cubanos, por supuesto.

Así y todo estos muchachos socialistas que disfrutan de los iPhones, iPads, vestimentas de marca norteamericana y las comidas en McDonald’s o Friday’s, son los primeros de la clase en decir que el proteccionismo es la solución a los problemas de América Latina. Son los primeros en criticar a los Estados Unidos, al capitalismo o la globalización desde Facebook, Twitter o Instagram, redes sociales que estos jóvenes idealistas disfrutan gracias a los avances del capitalismo y la globalización. Pero claro, ellos creen que fueron creadas y desarrolladas en Cuba o Corea del Norte, donde en realidad la gente muere de hambre, no existen las computadoras, los celulares y tampoco el Internet, ya que está plenamente censurado.

Estos jóvenes hipócritas reclaman una “independencia latinoamericana de las supuestas garras yankees”, cuando ellos ni siquiera pueden independizarse de sus padres e irse a vivir solos, como personas independientes, ganándose la vida. Estos jóvenes van a sus marchas rojas, aplauden a Ernesto «Che» Guevara sin siquiera reconocer que este era una fría máquina de matar, rompen locales y regresan a sus casas debido a que sus madres los esperan con la comida lista en la mesa.

Estos individuos que van a las marchas a favor de Nicolás Maduro y dicen defender al pueblo venezolano, en realidad no defienden a ningún pueblo: defienden a un grupo de ladrones, narcotraficantes, dictadores y asesinos que están en el poder. Defienden a un gobierno manejado desde Cuba y se dan el tupé de hablar de imperialismo.

La gente muere en las calles, los estudiantes son asesinados en las marchas pacíficas, los venezolanos son bombardeados desde helicópteros con bombas lacrimógenas y balazos, pero para estos hipócritas en Venezuela hay democracia.

Esta es la hipocresía de la izquierda. Para estos hipócritas que se muestran siempre como los defensores de la humanidad, algunos derechos humanos valen y otros no. Si la dictadura que te mata es de izquierda entonces no pasa nada, nadie dice nada, es solamente una lucha por la revolución.

Estos días no he escuchado a ninguna de esas organizaciones que se la pasan defendiendo derechos humanos, pronunciarse en contra de los asesinatos y las torturas en Venezuela.

¿Qué podemos esperar de estos individuos? Nada, solo son generadores de más y más hipocresía, mientras critican al capitalismo, defienden a los chavistas que están en el poder y disfrutan los lujos y la abundancia.

Estos individuos siguen a sus líderes al pie de la letra. No olvidemos que Fidel Castro murió en lujo y con una fortuna de 900 millones de dólares, mientras Cuba es uno de los países más pobres y miserables de América Latina y el mundo.

Pero esto no es todo. Stalin, exlíder de la ya desaparecida y fracasada Unión Soviética, también ahogada en la pobreza, el hambre y la muerte, se encuentra en un ránking de los líderes más ricos de toda la historia de la humanidad. Stalin se posiciona en el puesto número cinco de aquel ránking, de la mano de un 9,6 % del PIB mundial. Stalin llegó a ser dueño, prácticamente, de toda la Unión Soviética y más rico que personajes como Andrew Carnegie, John D. Rockefeller y Bill Gates.

¡Qué fácil es ser socialista así!

Autora: Antonella Marty.
Directora del Center for Latin America en @AtlasNetwork. Directora del CEA en @FundLibertadRos. Senior Fellow de @FundacionFIL

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